Byatis
Byatis

El de la Barba de Serpientes.Es uno de los tres dioses de la adivinacion siendo los otros Yig y Han el Oscuro. Es conocido por la leyenda del Sapo de Berkeley, que versa sobre una abominación confinada en un calabozo y alimentada con carroña humana. Se trata supuestamente de Byatis, quien fue adorada como una deidad. Antiguas crónicas refieren que fue hallada por legionarios romanos, bajo una losa de piedra en un asentamiento de origen desconocido, muy anterior a la llegada de César a Britania. Disponía de un solo ojo y al retraer su probóscide adquiría el aspecto de sapo. Confinado en el calabozo de Berkeley, la leyenda no explica cómo escapó. Se le atribuyen poderes hipnóticos, y se cree que pudo hacer que alguien lo liberase bajo su influjo. Es probable que también usara este poder para obtener presas. Según la leyenda fue sir Gilbert Morley, dueño de un ruinoso castillo normando más allá de Severnford, quien hizo salir a Byatis de su guarida en el bosque.

De algun modo que se desconoce, arrancó de su sueño a dicho ser, manteniéndolo en la bodega de su gran mansión junto a la carretera de Berkeley. De esta manera, mientras Byatis estuvo en su poder se aprovechó de su naturaleza cósmica, contactando asi con los esbirros de Cthulhu, Gla'aki, Daoloth y Shub-Niggurath. Supuestamente atraía a los viajeros y los conducia a la bodega, y los encerraba allí para que sirvieran de festín a Byatis. Cuando no lograba victimas de este modo, enviaba directamente a la cosa a que buscara alimento. Algunos paseantes noctámbulos se quedaron estupefactos al contemplar a Morley volando, precedido de un horror alado inconcebible. Por último, Morley se vio obligado a encerrarlo en una cámara oculta bajo el castillo, porque se había hecho demasiado grande para el cuarto del sótano, ya que crecía más allá de toda proporción, debido a su alimentación. Es notorio el dato de que este ser crecía en tamaño por cada vida consumida. Durante el día permanecía recluido en dicha cámara, y cuando llegaba la noche, Morley abría una puerta secreta y lo liberaba para que saciara su apetito. Volvía antes del alba y lo recluía nuevamente. Una vez confinada la bestia, no era libre de vagar en libertad en virtud de algún sello grabado en la puerta. Una vez desaparecido Morley, el castillo quedó abandonado al deterioro, y en cuanto al portal secreto ha pasado inadvertido, permaneciendo intacto.

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